En realidad su denominación en castellano sería “intercambiador”. Como su nombre indica, es un radiador colocado a la salida del turbo, antes del colector de admisión, cuya misión es enfriar el aire que llega a este.
Como es bien sabido, el aire al comprimirse se calienta y su densidad disminuye, este efecto es fácil de comprobar en la atmosfera: el aire caliente sube y el frío baja debido a sus distintas densidades.
Si cogemos el aire comprimido por el turbocompresor y lo enfriamos con el intercooler, conseguimos que su masa aumente y con ello logramos meter más cantidad de aire en el motor con lo que aumentamos su rendimiento. Aunque de unos a otros hay variaciones, el aumento medio de potencia al añadirle un intercooler a un motor dotado de turbocompresor se puede cifrar en el 10%.